domingo, 4 de septiembre de 2022

UNA NAVE ESPACIAL LLAMADA TIERRA Capitulo XXIII LA INCORRUPTIBILIDAD DE LOS SANTOS



Para evitar malos entendidos, falsas interpretaciones y enfados innecesarios diré:
Confieso que no me creo en posesión de la verdad absoluta, confieso que acepto que puedo estar equivocado y confieso que sencillamente digo lo que pienso y creo saber sobre este tema y asumo que hay mucha gente que sabe mucho más que yo sobre este tema y otros, así mismo pienso y creo saber que hay infinitos más que saben menos que yo sobre estos temas aunque pueden saber mucho más que yo en otros asuntos. En cualquier caso, yo no escribo para presumir de lo que sé o dejo de saber, sino que es el fruto de mis investigaciones, análisis y reflexiones personales realizadas para mí, y por si lo que pienso puede servir de ayuda a otras personas, en algunos casos lo publico. Hay muchas cosas que he escrito y que no he publicado nunca.

También digo que estoy dispuesto a escuchar vuestra opinión personal incluso aunque estéis en contra de mi criterio. Y sabed que yo no soy de los que piensan que “quien no está conmigo está contra mí”. Pensar diferente no hace a las personas enemigas sino el pensamiento intransigente e impositivo de algunas.

Y ahora vamos al tema:
La Iglesia Católica se empeña en que la incorruptibilidad de sus santos es una señal milagrosa de su santidad y se utiliza como uno de los argumentos fuertes para su canonización.

Hasta ahora no se ha averiguado científicamente que cuando un cuerpo permanece durante largo tiempo sin corromperse, tenga que ser porque esa persona, estando viva, haya hecho una vida espiritual tan especial que suponga una transformación en su sistema celular que provoque, al morir, que su cuerpo sea incorrupto. No obstante científicamente se conocen diferentes causas por las cuales un cadáver puede no corromperse, nunca achacable a la persona sino a agentes externos.

La incorruptibilidad es la propiedad de un cadáver (generalmente humano) de no descomponerse después de la muerte, a pesar de no haber sido embalsamado o preservado de manera alguna.

Aislamiento de oxígeno: Es un fenómeno natural, que consiste en la desecación del cadáver por evaporación del agua de sus tejidos, lo que hace imposible el desarrollo de los gérmenes, deteniendo así el proceso de la putrefacción. El resultado es que la forma exterior del cuerpo se conserva bastante bien, hasta el punto de poder reconocerse las facciones del difunto.
Según explica el antropólogo forense, José Manuel Reverte Coma, en sus estudios para el panameño Instituto Gorgas de Estudios de la Salud, estos cadáveres que aparecen conservados no tienen nada de mística o magia, "Este fenómeno se da en algunos lugares como son las criptas de algunos monasterios donde la sequedad del ambiente y la ausencia de insectos, unido quizás al hecho de que el cuerpo estaba exento de grasa y a la existencia de un medio interno adecuado para destruir las bacterias responsables de la putrefacción, permite que el cuerpo se deseque en forma natural conservándose incorrupto por tiempo indefinido".

Petrificación: Es la transformación del cadáver en material pétreo debido a la infiltración por hidrioxipatita (sustancia contenida en los huesos y en rocas) y carbonato cálcico (suplemento alimenticio usado cuando la cantidad de calcio consumido a través del régimen alimenticio no es suficiente). Un claro ejemplo de lo anterior es el caso de las momias de Guanajuato (más de 100 cuerpos momificados de gente corriente que se empezaron a exhumar en el cementerio de Guanajuato (México) en 1865 y la última fue en 1958). Este es un caso que se ha producido por las condiciones especiales del subsuelo y la presencia de silicatos y alumbre.

Adipocira: cuando el cadáver queda en un ambiente de humedad relativa, pero estéril en donde la putrefacción se detiene para dar paso a la momificación natural, ya sea en una turba como es en el caso de la Momia del pantano, primero se produce una saponificación (transformación de los tejidos en jabones mediante la grasa) y luego una fase plástica, durante la cual las partes blandas se transforman en algo parecido a la plastilina.
Corificación: La corificación es un bloqueo de la putrefacción de un cadáver cuando es introducido en un ataúd perfectamente sellado, en ausencia de oxígeno, es imposible el desarrollo de ciertas bacterias de la putrefacción, y los tejidos orgánicos quedan conservados con un aspecto semejante al cuero.

Este proceso natural generalmente ocurre en los cadáveres que son introducidos en ataúdes de cinc o plomo cerrados herméticamente por soldadura, la putrefacción se detiene por carencia de oxígeno.

La Iglesia exhibe muchos cadáveres de santos dentro de una urna cerrada hermética con techo de cristal.

El cadáver corificado se diferencia del momificado en que es más blando y flexible.
Conservación por deshidratación: En la mayoría de los casos, las enzimas necesitan un ambiente acuoso para trabajar, pero si la temperatura es demasiado alta, el cuerpo se deshidrata antes de que puedan entrar en acción las enzimas, y esto da lugar a la momificación.

Criopreservación: En una baja temperatura ambiental el cuerpo se preserva con pocas variaciones importantes. El frío intenso y prolongado puede propiciar una conservación del cadáver prácticamente indefinida, tal como se sabe a -40º para la conservación de alimentos o tejidos orgánicos.

Momificación artificial: aunque aquí hablemos de la religión católica también existen cadáveres incorruptos en el budismo. A diferencia de los católicos, los budistas incineran los cadáveres algún tiempo después de su muerte, en concordancia con sus ritos y tradición. No obstante lo anterior, nótese que en tales casos de auto-momificación no puede hablarse propiamente de incorruptibilidad cadavérica, sino de momificación, al haber intervenido técnicas de preservación.

La idea del cadáver incorrupto suele dar pie a la idea de que estos cadáveres se mantienen en mayor o menor medida tal y como eran en el momento de la muerte. Los cadáveres que se exponen públicamente suelen estar recubiertos de capas de cera que ayudan a evitar el continuo deterioro del cadáver propiciado por la exposición. Otros cadáveres se exponen en su estado natural y es apreciable el deterioro de los mismos.

Existen igualmente cadáveres incorruptos que no han recibido tratamiento alguno y se conservan bien. Y otros en los que se han corrompido algunas partes y otras han perdurado (como los casos de san Antonio de Padua ―del cual permanece incorrupta solo la lengua―, santa Catalina de Siena ―cuya cabeza todavía se conserva sin pudrirse―, santa Margarita ―cuyo cerebro se conserva sin descomponer―).

El fenómeno, conocido con el nombre técnico de osmogenesia, consiste en la liberación de aroma agradable y suave registrada del cuerpo mortal de algunos santos o de los sepulcros donde yacen sus reliquias.

Un olor a rosas que emanaba de Teresa de Jesús fue descrito frecuentemente por sus discípulas durante su vida y notado también por las hermanas de su convento en Alba de Tormes durante la última exhumación de su cadáver en 1914, más de trescientos años después de su muerte.

Muchos de los santos, beatos y mártires canonizados por la Iglesia Católica, han alcanzado esa categoría fundamentalmente por sus obras externas tales como la proliferación de fieles gracias a sus prédicas y algún presunto milagro, la creación de monasterios y órdenes religiosas, el haber sido asesinado por ser cristiano o católico. En mi opinión ninguna de estas causas pueden afectar a la química del cuerpo. Tal vez una alimentación especialmente pobre en grasas pueda facilitarlo.

El hecho de que en el catolicismo prolifere este fenómeno y fuera de él no, me hace pensar en la posibilidad de que la Iglesia tiene un conocimiento y procedimiento de conservar los cadáveres que no conocen en otras religiones, además de los descritos aquí, pues no solo en el catolicismo hay gente cuya espiritualidad merezca el calificativo de santo y por tanto debería darse también en estos casos.

El papa Juan XXIII, de cuyo cuerpo incorrupto se creó una leyenda de componente religioso, puesta en entredicho en 2001, cuando el médico Gennaro Goglia declaró a la revista católica "Famiglia Cristiana" haber inyectado 10 litros de un líquido embalsamador al cuerpo del pontífice, practicando un corte en la muñeca derecha del Papa e introduciendo la aguja y el líquido. De igual forma que se inyecta el líquido embalsamador puede inyectarse otro con olor a flores ¿no?

Deberé recordar que aunque cada religión tiene su dios, en realidad solo puede haber uno, el mismo para todos, el Creador del Universo y, aunque los habitantes de esta nave espacial tengamos diferentes aspectos por lo que llamamos razas, por color de la piel, estructuras óseas, la morfología, etc. en esencia todos los humanos somos iguales y desde mi personal punto de vista como ya he dicho aquí por activa y por pasiva, todas las religiones son falsas, así que esta diferencia sobre la putrefacción de los cadáveres de algunas personas solo pueden darse por intervenciones externas.

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