A la izquierda del grupo anterior vemos a un hombre de rodillas con unas flores de color rojo
en su mano derecha y mira a la lejanía. A su derecha otro arrodillado, con los brazos cruzados en el suelo apoya en ellos su cabeza y nos mira, su culo en pompa queda muy visible, especialmente porque se ve un ramo de flores cuyos pedúnculos están metidos en su ano. Según un informe que he leído sobre el tema correspondiente a las experiencias de una doctora, dice que hay gente que se mete cualquier cosa por el ano para excitarse sexualmente, sea hombre o mujer. Cabe suponer que se lo acaba de poner pues si fuese a quitárselo o cambiárselo estaría mirando hacia el culo del susodicho.
Utilizo la palabra culo porque así no hay dudas de a que me refiero, pues cuando hablamos de pandero, trasero, bajo, posaderas en realidad son eufemismos para no decir culo.
Junto al hombre con el ramo de flores clavado en el ano, hay una mujer sentada en el suelo con las piernas estiradas. Esta lleva en la cabeza a modo de escafandra una especie de flor en posición invertida, cuyos pétalos son transparentes. A su lado y semiagachado un hombre le toca el hombro y este lleva en la cabeza una mora casi del mismo tamaño. Parece que la gente también se pone en la cabeza cualquier cosa.
Más abajo vemos a tres hombres tirados por los suelos, uno echado encima de una fresa gigante y lleva por sombrero una extraña flor. Otro está de rodillas y pone su brazo derecho encima de una flor tan grande como la fresa y por la abertura de los pétalos caen un montón de bolas azules con algunas rojas y moradas a las que mira embelesado. A su izquierda otro hombre está arrodillado y sentado sobre sus pies mientras nos mira con una bola rojo en su mano izquierda, tal vez con intención de comérsela. Así que entramos en esa adoración que tienen por los frutos del bosque.
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