Ya en la parte más alta de la tabla, vemos un cielo nocturno brumoso con cierta luz y mucho humo y nubes. En la zona izquierda solo vemos alguna luz detrás de la silueta de un monte muy alto. Desplazándonos a la derecha vemos cruzar por una pasarela a un vigilante con su capucha y lanza, hacia otro picacho, en el que ondea una bandera. Por encima todo son nubes o tal vez no, pues se ven unas tenues siluetas que aparentan ser seres antropomorfos alados. Esto lo vemos más claro en el lado derecho, donde por encima de las toberas aparecen varios seres alados unos blancos y otros negros. Entre una tobera y otro picacho hay una pasarela en la que están un personaje blanco y otro negro, y este último tiene una silueta como de un sapo pero con los brazos muy largos.
La realidad es que empeñarse, como hacen casi todos los analistas, que esto representa al infierno cristiano o de Dante, es no querer ver la realidad, esto es el infierno que vivimos los humanos desde los sumerios, cuando “los dioses” eran de carne y hueso y vivían entre los humanos, hasta hoy con sus herederos, que mantienen el control absoluto de manera férrea aunque la mayoría de la humanidad no sea consciente de ello.
Pues hemos llegado al final de la narrativa de esta obra sublime llamada EL JARDÍN DE LAS DELICIAS y a la que habría que llamar SUMISIÓN FEMENINA. SUEÑO, y SOMETIMIENTO DE LA HUMANIDAD y de forma más resumida SUEÑO Y REALIDAD DE LA HUMANIDAD.
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