Los Cartones de Rafael ilustran escenas de las vidas de san Pedro y san Pablo. Ponen el énfasis en varios puntos que eran relevantes en las polémicas religiosas de los años previos a la Reforma luterana, y recalcan especialmente el papel de san Pedro como fundador del papado de Roma. Las escenas que eligió Rafael eran relativamente inusuales en el Arte, menos trilladas que las relativas a Jesucristo y la Virgen María, por lo que tuvo menos limitaciones para idearlas.
Estas pinturas de formato monumental (3 metros de alto y de 3 a 5 de largo), con figuras a tamaño mayor que el natural, se llaman «cartones» porque esta palabra se aplica en Arte a los modelos o plantillas empleados en el tejido de tapices y alfombras. No se idearon como cuadros para ser colgados, sino como patrones para fabricar tapices con las mismas imágenes. Goya pintaría cartones de manera similar en el siglo XVIII. Los cartones de Londres y los tapices definitivos del Vaticano coinciden en tamaño, pero los primeros muestran las imágenes invertidas porque los tapices se tejen por el reverso; Rafael debió de tener en cuenta esta condición técnica al pensar las escenas.
Los tapices de Los Hechos de los Apóstoles fueron encargados por el papa León X para engalanar la Capilla Sixtina, si bien no se exhiben de manera permanente en ella pues se pensaron como ornamento especial para grandes festividades. Fueron robados durante el Saqueo de Roma (1527) y devueltos posteriormente. Se exhiben en otra sala dentro de los Museos Vaticanos y sólo en ocasiones especiales se cuelgan en la Capilla Sixtina. Existen más ejemplares de los tapices, que ahora se hallan dispersos en diversos países. En España Patrimonio Nacional tiene una reproducción de estos tapices.
Cuando se cuelgan en la Capilla Sixtina se colocan sobre los frescos cercanos al suelo que simulan cortinas.
Los temas de las diez imágenes, incluyendo las tres cuyos cartones no se conservan, son:
1) La pesca milagrosa
2) Encargo de Cristo a san Pedro, momento clave del nacimiento del papado
3) La curación del paralítico
4) La muerte de Ananías
5) La lapidación de san Esteban (cartón no conservado)
6) La conversión de Saulo, luego san Pablo (cartón no conservado)
7) La ceguera de Elimas o Conversión del procónsul
8) San Pablo y Bernabé en Listra
9) San Pablo en prisión (cartón de menor tamaño, no conservado)
10) Predicación de san Pablo en Atenas; la pareja arrodillada a la derecha se atribuye a Giulio Romano, entonces ayudante de Rafael.
Los Cartones conservados en Londres
Los siete Cartones de Rafael conservados ahora en Londres fueron adquiridos en 1623 por Carlos I de Inglaterra, entonces príncipe de Gales. Los obtuvo de una colección de Génova mediante intermediarios por solo 300 libras. Su precio tan bajo se explicaría porque fueron subestimados como patrones para artesanos y no valorados como obras de arte autónomas. Habían sido cortados en bandas de un metro de anchura (tal como se requiere en el tejido de tapices de nudo bajo) que no se volverían a unir hasta la década de 1690, en el palacio de Hampton Court. En tiempos de Carlos I los fragmentos se guardaron en cajas de madera en la Banqueting House del Palacio de Whitehall, en Londres. Cuando este rey fue decapitado y su colección se vendió, Oliver Cromwell decidió excluir los cartones de la venta y gracias a ello permanecieron en la Royal Collection. Nada se sabe de los tres cartones restantes.
En 1699, Guillermo III de Inglaterra encargó a Christopher Wren y a William Talman la construcción en Hampton Court de una Galería de Cartones, un espacio específico para exhibirlos una vez recompuestos y montados en bastidores. Ya en esta época su estimación aumentaba, si bien no lucían bien por la suciedad acumulada en su superficie. Se consideraban lo más genuino de Rafael, y su clasicismo sobrio se oponía al barroco decorativo que empezaba a perder interés.
En 1763, cuando Jorge III se mudó a su residencia recién comprada, el actual Palacio de Buckingham, se llevó los Cartones a ella. Hubo protestas en el Parlamento británico porque el nuevo palacio no era accesible a los visitantes y, por tal, los Cartones de Rafael no podrían verse con facilidad. En aquella época los círculos cultos del país intentaban promocionar a los artistas nacionales y consideraban los Cartones como necesarios para su formación. Joshua Reynolds los mencionaba con frecuencia y dijo de ellos que podían considerarse pinturas murales. Afirmaba que Rafael expresaba mejor su genialidad en los murales grandes que en los cuadros pequeños al óleo.
En 1804 los Cartones fueron restituidos a Hampton Court, donde fueron fotografiados por primera vez en 1858. Fue la Reina Victoria quien en 1865 decidió depositarlos en calidad de préstamo en el nuevo Victoria and Albert Museum de Londres, donde permanecen expuestos en una sala especialmente diseñada. Existen copias de ellos en varios lugares, como Knole House y Hampton Court, donde ocupan la Galería de Cartones que se construyó para los originales. Las copias expuestas allí fueron realizadas en la década de 1690 por un pintor poco conocido, Henry Cooke. Existen otras series de copias en la Royal Academy y en la Universidad de Columbia. La segunda serie fue pintada por James Thornhill. La Royal Collection posee, además de los Cartones, una serie de tapices tejidos de ellos, pero no es la que perteneció a Enrique VIII, que se perdió hacia 1945.
Los temas de las diez imágenes, incluyendo las tres cuyos cartones no se conservan, son:
1) La pesca milagrosa
2) Encargo de Cristo a san Pedro, momento clave del nacimiento del papado
3) La curación del paralítico
4) La muerte de Ananías
5) La lapidación de san Esteban (cartón no conservado)
6) La conversión de Saulo, luego san Pablo (cartón no conservado)
7) La ceguera de Elimas o Conversión del procónsul
8) San Pablo y Bernabé en Listra
9) San Pablo en prisión (cartón de menor tamaño, no conservado)
10) Predicación de san Pablo en Atenas; la pareja arrodillada a la derecha se atribuye a Giulio Romano, entonces ayudante de Rafael.
Los Cartones conservados en Londres
Los siete Cartones de Rafael conservados ahora en Londres fueron adquiridos en 1623 por Carlos I de Inglaterra, entonces príncipe de Gales. Los obtuvo de una colección de Génova mediante intermediarios por solo 300 libras. Su precio tan bajo se explicaría porque fueron subestimados como patrones para artesanos y no valorados como obras de arte autónomas. Habían sido cortados en bandas de un metro de anchura (tal como se requiere en el tejido de tapices de nudo bajo) que no se volverían a unir hasta la década de 1690, en el palacio de Hampton Court. En tiempos de Carlos I los fragmentos se guardaron en cajas de madera en la Banqueting House del Palacio de Whitehall, en Londres. Cuando este rey fue decapitado y su colección se vendió, Oliver Cromwell decidió excluir los cartones de la venta y gracias a ello permanecieron en la Royal Collection. Nada se sabe de los tres cartones restantes.
En 1699, Guillermo III de Inglaterra encargó a Christopher Wren y a William Talman la construcción en Hampton Court de una Galería de Cartones, un espacio específico para exhibirlos una vez recompuestos y montados en bastidores. Ya en esta época su estimación aumentaba, si bien no lucían bien por la suciedad acumulada en su superficie. Se consideraban lo más genuino de Rafael, y su clasicismo sobrio se oponía al barroco decorativo que empezaba a perder interés.
En 1763, cuando Jorge III se mudó a su residencia recién comprada, el actual Palacio de Buckingham, se llevó los Cartones a ella. Hubo protestas en el Parlamento británico porque el nuevo palacio no era accesible a los visitantes y, por tal, los Cartones de Rafael no podrían verse con facilidad. En aquella época los círculos cultos del país intentaban promocionar a los artistas nacionales y consideraban los Cartones como necesarios para su formación. Joshua Reynolds los mencionaba con frecuencia y dijo de ellos que podían considerarse pinturas murales. Afirmaba que Rafael expresaba mejor su genialidad en los murales grandes que en los cuadros pequeños al óleo.
En 1804 los Cartones fueron restituidos a Hampton Court, donde fueron fotografiados por primera vez en 1858. Fue la Reina Victoria quien en 1865 decidió depositarlos en calidad de préstamo en el nuevo Victoria and Albert Museum de Londres, donde permanecen expuestos en una sala especialmente diseñada. Existen copias de ellos en varios lugares, como Knole House y Hampton Court, donde ocupan la Galería de Cartones que se construyó para los originales. Las copias expuestas allí fueron realizadas en la década de 1690 por un pintor poco conocido, Henry Cooke. Existen otras series de copias en la Royal Academy y en la Universidad de Columbia. La segunda serie fue pintada por James Thornhill. La Royal Collection posee, además de los Cartones, una serie de tapices tejidos de ellos, pero no es la que perteneció a Enrique VIII, que se perdió hacia 1945.
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