En este cuarto tapiz los apóstoles presiden el reparto de ganancias entre los necesitados de las primeras comunidades cristianas, según el relato del libro de los Hechos de los Apóstoles (4, 32- 34 y 5, 1-11). Pedro, que leía los corazones, descubre el engaño de Ananías y su esposa Safira, que se reservaban parte de las ganancias de la venta de unas tierras. El castigo fue fulminante, la muerte de Ananías y posteriormente el de su esposa y cómplice.
Sobre una tribuna central, aparece grave y solemne la reunión de los Apóstoles. A ambos lados, los fieles ofrecen sus dones, que son distribuidos entre los necesitados. En primer término, Ananías, caído en el suelo, muere provocando el asombro y horror de los asistentes. Pedro acaba de pronunciar la sentencia y sobresale enérgicamente entre el grupo de los apóstoles, mientras uno de ellos señala con la mano al cielo, de donde ha procedido el juicio divino. Safira, se acerca por la izquierda, contando las monedas que lleva en la mano sin percatarse del castigo que ha sufrido su consorte y que va a herirla a ella también.
Cenefas: Las cenefas laterales están dedicadas a las Musas, diosas de las ciencias y las artes, presididas por su padre, Júpiter. A la izquierda se superponen Polymnia, musa de la elocuencia, con filacteria; Euterpe, musa de la música y la poesía, con doble flauta; y Clío, musa de la historia, con filacteria. A la derecha, de nuevo Polymnia con filacteria; Atenea, diosa de la sabiduría y de las artes; Terpsícore, musa de la danza, con su lira; y Urania, musa de la astronomía, con una esfera estrellada. En la cenefa inferior se alinean sentadas Euterpe nuevamente; Calíope, musa de la poesía heroica; Melpómene, musa de la tragedia; Erato, musa de la poesía lírica; y Talia, musa de la comedia.
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