miércoles, 3 de marzo de 2021

LA CAPILLA SIXTINA 44 (El sacrificio de Noé)



Tal como hemos mencionado en los anteriores apartados, los frescos están numerados respectivamente con los números 1, 2 y 3 según su orden dentro del conjunto pictórico.



La primera monoescena se titula El sacrificio de Noé.

Después de que finalizara el Diluvio como castigo a la humanidad, lo primero que hace Noé es agradecer a Dios que le haya salvado junto a su familia, por lo que decide hacer un sacrificio en su honor.

La escena tiene un punto central a partir del cual se desarrolla toda la acción: Noé, con su dedo índice señalando al cielo, parece dar gracias a Dios por la bondad que ha tenido con sus allegados y a su vez controla una pequeña hoguera. La mujer de su izquierda (seguramente su esposa) parece estar diciéndole alguna cosa al oído, mientras que la de su derecha, aviva el fuego con una rama y mira la escena que está teniendo lugar justo delante. Mientras el joven de la derecha trae leña para evitar que se apague la llama de la hoguera y otro la aviva, tres jóvenes intervienen directamente en el sacrificio: el primero, ha matado ya a un carnero y ofrece las entrañas del animal al otro; el tercer participante, intenta con ciertas dificultades acercar al segundo carnero para que sea sacrificado.

En la parte posterior de la escena, observamos algunos animales tales como vacas y caballos que parecen estar observando.



Noé construyó un altar a Yahveh, y tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras, ofreció holocaustos en el altar. Al aspirar Yahveh el calmante aroma, dijo en su corazón: «Nunca más volveré a maldecir el suelo por causa del hombre, porque las trazas del corazón humano son malas desde su niñez, ni volveré a herir a todo ser viviente como lo he hecho. Mientras dure la tierra, sementera y siega, frío y calor, verano e invierno, día y noche, no cesarán». (Gn 8, 20-22).









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