El tercer y último registro de la zona central de la bóveda pertenece a la historia de Noé, descendiente de Adán y Eva.
Miguel Ángel vuelve a plasmar las escenas de manera desordenada, ya que según el Génesis, tendrían lugar en el orden siguiente: el Diluvio, el Sacrificio de Noé y la Embriaguez de Noé.
Así pues, el artista ubica los frescos de manera que el primero es el Sacrificio de Noé, el segundo es el Diluvio y el tercero es la Embriaguez de Noé (de este a oeste). Esta ubicación de las escenas han llegado a suscitar teorías como que Jesucristo estaría representado de manera indirecta: la embriaguez representaría la encarnación, el Diluvio el bautismo y el sacrificio sería simbólicamente el mismo sacrificio que Jesucristo hizo por la humanidad.
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