miércoles, 3 de marzo de 2021

LA CAPILLA SIXTINA 47 (IGNUDI, MEDALLONES Y FALSA ARQUITECTURA)

 




Miguel Ángel, a la hora de distribuir el espacio de la Capilla Sixtina para pintarla, decidió crear una falsa arquitectura a partir de las enjutas situadas sobre unos ventanales, en la parte baja de la bóveda. Partiendo de este punto, el artista ideó una serie de diez arcos fajones atravesados por dos falsas cornisas que dividían el espacio en nueve zonas centrales de dos tamaños donde se muestran escenas del Génesis (desde La separación de la luz y la oscuridad hasta La embriaguez de Noé). La técnica utilizada para representar esta arquitectura es la grisalla, la cual se emplea para imitar el bajo relieve utilizando los colores blanco y gris. En este caso, imita el mármol.

El Antiguo Testamento también está reflejado en las pechinas, los lunetos, las enjutas y los diez medallones ubicados en cinco de los espacios centrales que narran escenas de La historia de los macabeos, que complementan los relatos principales.

Dejando de lado las figuras propiamente bíblicas, Miguel Ángel pintó diversas figuras que en un principio no tienen un significado bíblico: hombres desnudos llamados ignudi. Los ignudi aparecen sentados encima de los ábacos de los falsos arcos y en la zona inmediatamente inferior, encontramos unos putti (figuras de ángeles o querubines) también desnudos. El desnudo es un aspecto que realmente interesa a Miguel Ángel, pues trabaja la anatomía (sobre todo masculina) tanto en las escenas propiamente bíblicas como en las figuras ornamentales, en este caso los ignudi y los putti. Algunas de las características más visibles son su gran tamaño (aunque los contiguos a la escena de La separación de la luz y la oscuridad son mayores que los de La embriaguez de Noé) y su gran gestualidad única en cada uno de ellos. Cabe destacar la presencia de hojas de roble y bellotas doradas sujetadas por los mismos personajes desnudos (aparte de en otras zonas de la bóveda). Es un símbolo que hace referencia a la familia de Sixto IV y Julio II, Della Rovere. La intencionalidad del autor no es simplemente formal, pues pretende demostrar sus habilidades al trabajar el cuerpo humano (como ya señalaba Vasari). Su función es mediar entre lo terrenal y lo divino, ya que ocupan el lugar donde deberían estar los ángeles.

Cinco son las escenas flanqueadas por cuatro ignudi en cada una (cada medallón está ubicado entre dos de las figuras).

Los medallones serán analizados de este a oeste, como en los anteriores apartados. Como se puede observar en la foto general, nuestro artista plasmó diez medallones en la bóveda pese a que uno está inacabado, sin representación visible en su interior. Están pintados con una gama cromática terrosa y con pan de oro, lo que dotan a los medallones de un aspecto de bronce.

 

 

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