¿No les suena de algún lado “Mi Padre está en El Cielo”?
De paso, también consideremos que Cristo también se decía a sí mismo “Hijo del Hombre”.
“Hijo de Hombre”, se puede decir “Bar a ich” o “Bar e gebel”. Como ya vimos “Bar” es “Hijo”, Ich es “Hombre” pero si dice Bar e gebel, pasa a ser “Hijo del Héroe”
“Mi Padre es un Héroe del Cielo” es lo que surge entonces de la conjunción de las dos formas en que Cristo nombraba a su padre. ¿Por qué hacía eso? No podemos dejar de entender que al hablar de su padre hablaba de alguien conceptuado como lo que hoy sería un guerrillero. Entonces en la Biblia es lógico que lo traten de mantener oculto. No olvidemos que la Biblia fue escrita en época de Masada y finalmente, el padre de Cristo muere en un enfrentamiento contra Roma. Y muere sólo después de tal fiereza en combate que ya en vida se lo conocía como “Judas Pantera”.
O también “Judas Ben Pantera” –que es como decir “Hijo de Pantera”-
Y si Eso les suena a “Parthenos”. El que en la Biblia está nombrado en los Hechos de los Apóstoles como Judas Ben Pantera, ese es el padre de Jesús.
En algunas ediciones puedes verlo en Hechos de los Apóstoles 5,37:
“Después de éste, se levantó Judas Ben Pantera, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían fueron dispersados.”
Aunque con el tiempo, fue casualmente cambiado por “Judas El Galileo”, lo cual de todos modos, es de muchísima utilidad, porque nos confirma que ambos son el mismo personaje.
“Donde tratan de despistar, es donde dan la pista”
“Profecías Cumplidas”
El muchacho de la película, está por entrar en escena. Y entrará bajo una égida: de él se esperaba, literalmente todo. Lo que ninguno les había dado -Abraham, Moisés, Noé. Lamék, Enok y estoy nombrando lo más sagrado de la cultura hebrea- tenían derecho a esperarlo de Jesús. Tenía que ocurrir una sola cosa: Nacer y para los hebreos estaba claro –y más aún para el Sanedrín- que esa era la semilla cuyo fruto tanto desearon. Y para colmo, esa semilla ungida de sangre real, fue condimentada por tres Unciones más fabulosas, únicas -muy poco conocidas algunas de ellas y otras totalmente deformadas-. Y Eso, en medio del contexto exacto:
Estaban en “los últimos tiempos”, y con un Mesías Aarónico, el de Juan, que cuando crece no estaría enfrentado al Mesías que sería el Davídico, sino que hasta eran de la misma familia. Pero todo eso se les podía volver seriamente en contra si las Profecías no se cumplían en quien nacía. Es decir: había que tomar clara cuenta y puntual anotación de si se iban cumpliendo o no. Profecías tales como –por empezar citando sólo algunas, luego de la de Isaías que ya vimos, exigiendo la Almá:
Miqueas 5,2:
“Pero tú Belén de Efrata, pequeño para ser contado en la familia de Judá, de ti me saldrá quien señoreará en Israel, cuyos orígenes serán de antiguo, de días de muy remota antigüedad”
Tiene que nacer en Belén. Oseas 11,1: “Yo desde Egipto vengo llamando a mi hijo”
Tenía que haber ido a Egipto
Zacarías 12,10:
“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito”.
¿Ven que diferencia unigénito de primogénito? Zacarías 13,7:
“Álzate espada contra el pastor. Hiere al rebaño y que se disperse el rebaño”.
Tenían que dispersarle a los discípulos y lo tenían que herir.
Zacarías 14,21:
Y no habrá aquel día más mercader en la casa de Yahvé. Tiene que expulsar a los mercaderes del Templo
Isaías 9,4:
“Quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su Opresor”
Tenía que liberarlos del opresor. Isaías 42,1:
“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones”
Tenía que estar ligado a esas frases, que son las frases que se ubicaron en el Bautismo.
Isaías 53,3:
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. 4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5 Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. 6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. 7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”.
Tenía que padecer todo eso y comportarse de ese modo ante el padecimiento.
Salmos 2,2:
“Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos se reúnen los reyes en contra de él” Tenía que unirse contra él los poderosos.
Salmos 3,1:
¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí. Tenían que multiplicarse los enemigos.
Salmos 118,22:
“La piedra que rechazaron los constructores será la que sostiene el templo” Tenía que sostener la religión con lo que habían rechazado quienes construyeron el templo: el sanedrín.
Salmo 109,2:
“Porque boca de impío y boca de engañador se han abierto contra mí; han hablado de mí con lengua mentirosa; 3 Con palabras de odio me han rodeado, Y pelearon contra mí sin causa. En pago de mi amor me han sido adversarios; mas yo oraba. 5 Me devuelven mal por bien, Y odio por amor”
Tenía que ser blanco de mentiras, enfrentamientos y odios.
Salmos 22,16:
“Perros me han rodeado. Me ha cercado cuadrilla de malignos. Horadaron mis manos y mis pies 17 Contar puedo todos mis huesos; Entre tanto, ellos me miran y me observan 18 Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes”
Tenía –y esto es muy importante- que ser herido en manos y pies, pero tener todos sus huesos sanos.
Salmos 78,2:
“Abriré mi boca en proverbios; hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos”
Tenía que hablar en Proverbios y tenía que Desocultar lo Oculto. Y también tenían que ocurrir ciertas frases y señales en el momento culminante:
Salmos 22,15:
“Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar”
Salmos 18,7:
“La tierra fue conmovida y tembló; se conmovieron los cimientos de los montes, y se estremecieron, porque se indignó él”
Salmos 18,12:
“Se cubrió todo con densas nubes y las nubes se deshicieron en llanto”
Si las Profecías no se cumplían en él, no podía llevar a cabo la labor del Mesías. Entonces, preguntémonos lo que tal vez en 2000 años, nadie más se preguntó, lo mismo que tuvo que preguntarse Cristo:
Si en mí no se cumplen las profecías, no puedo hacer lo que he decidido hacer. ¿Que hubieras hecho?
Todas las cosas extrañas que hace Cristo, que parecen caóticas, faltas de sentido y hasta contradictorias entre sí, como decirles a los discípulos que pongan la otra mejilla, al mismo tiempo que les dice que compren espadas y al mismo tiempo que él mismo sacar el látigo en el templo. O nos obligan a pensar que se trataba de un delirante psicótico esquizofrénico o acá hay alguna clave escondida. Y en efecto, he aquí la clave.
Había que aprender a Escuchar. ¿Y qué había que Escuchar? Las Profecías. Ese era “el guión” que le daba perfecta coherencia a lo que hacía. Pues lo que hacía era lo que las Profecías le exigían para ser El Mesías.
Desocultando como Clave:
Que lo que Él va a hacer es cumplir las Profecías, para que entonces el pueblo siguiera lo que él enseñaba: La enseñanza desde donde venían las Profecías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario