Los hijos de la élite reciben una educación diferente del resto de la humanidad, justo para que sigamos siendo sus esclavos y ahí está la clave, en la educación. A los hijos de la élite se les educa para gobernar y dirigir y, al resto de los humanos, se nos educa para obedecer a los que dirigen y soportar las penurias que los dirigentes nos imponen. Y somos tan idiotas que nos lo creemos, aunque protestamos por lo bajini pero obedecemos, porque tenemos que comer y si no obedecemos no comemos, porque no tenemos trabajo, como sucede a un pequeño porcentaje de la población a los que llamamos pordioseros/indigentes pero en realidad son rebeldes que no están dispuestos a obedecer.
Y somos tan soberbios que, en cuanto tenemos un poco de poder, nos comportamos como la élite o peor, siguiendo las mismas directrices esclavizando a nuestros semejantes.
En mi opinión, la forma de transformar la existencia en el planeta Tierra, comenzaría por cambiar a la élite que lo gobierna por gentes que vean al resto de la humanidad como a iguales, y por tanto a los que hay que tratar como a seres idénticos a ellos y a sus hijos, a los que no se les debe llenar la mente de mentiras, sino explicarles la realidad de la existencia y formarles para que aprendan como disfrutar de la vida, desarrollando cada uno sus mejores valores a todos los niveles. Y aquí sobran religiones, sobran dioses, vírgenes y santos, sobran profetas, predicadores, rabinos, brujos, chamanes e iluminados, pues para mi son todos unos charlatanes que viven a costa nuestra programando nuestra mente a base de falsedades, tratándonos como a idiotas y colaborando con las élites en la esclavización humana.
Necesitamos quitarnos de la cabeza que el Creador del Universo es un ser antropomorfo que piensa y siente como los humanos, que tiene cinco sentidos como nosotros y que por tanto nos ve, oye, huele, saborea y toca o palpa como el dios Yahveh de la Biblia. Todo eso son falsedades antiguas que es necesario actualizar, debemos borrar esos programas antiguos y programarnos de nuevo. Nosotros no estamos fabricados a imagen y semejanza del Dios Creador sino de Yahveh que era un dios de carne y hueso, pero después se ha creado a un dios a imagen y semejanza humana y eso es absolutamente falso, ese dios no existe.
No existe un dios que está vigilándonos las 24 horas de cada día y que va tomando nota de nuestros errores, malos pensamientos, envidias, odios, etc. para luego castigarnos con el infierno. La prueba evidente de todo esto es que las élites siguen siendo nuestros verdugos, por tanto deberían ser los primeros en recibir los castigos pertinentes y así cambiaría nuestra vida, pero ellos siguen ahí dominándonos.
El Creador del Universo no necesita que le adoremos, le recemos, le alabemos, le cantemos, practiquemos ritual alguno, pues al no ser humano no tiene los sentimientos y necedades de los humanos que necesitan que otros le rindan pleitesía para engordar su ego y sentirse poderosos, por tanto tampoco que vayamos a los templos a que nos arenguen los clérigos y nos programen para cumplir mil normas. Nada de todo esto necesita el Creador del Universo de nosotros.
Por tanto no existe un dios que habla a las vírgenes y santos, profetas, predicadores, rabinos, brujos, chamanes e iluminados para que ellos nos transmitan sus órdenes y a la vez le lleven nuestros recados, no hay un dios que necesite de intermediarios. Toda esta gente nos dice que habla con Dios, porque así nosotros obedecemos y nos adoctrinan como ellos quieren, ya que nosotros somos tan ingenuos que nos lo creemos.
Por tanto lo diré con absoluta claridad: NO EXISTEN LOS DIOSES DE LOS QUE NOS HABLAN LAS RELIGONES, ESE DIOS NO EXISTE, por mucho que se empeñen las vírgenes, santos, profetas, sacerdotes, clérigos, curas, eclesiástico, maestros, guías, predicadores, gurús, rabinos, brujos, hechiceros, chamanes, magos, adivinos, clarividentes, augures e iluminados. Y tampoco existe el Diablo, Demonio, Satanás, etc.
Tengo la convicción de que lo que existe es un ente que ha creado el Universo, sea una inteligencia superior, un conjunto de energías, un cúmulo de información y datos, un ordenador cuántico con un programa sublime, o más bien todo esto junto. Este conjunto es lo que ha creado el Universo o Multiverso y es intrínseco al mismo, por tanto, el Creador del Universo es también el propio Universo con todo su contenido, lo que quiere decir que nosotros, los humanos también formamos parte del Creador. A esto y solo a esto es a lo que podríamos llamar DIOS desde mi visión personal.
Dada nuestra limitada inteligencia y capacidades, nosotros solo podemos percibir el mundo acorde con nuestros limitados sensores, a los que llamamos sentidos, y sabemos que cada uno de ellos percibe solo una gama de frecuencias, y el conjunto de lo que percibimos es a lo que llamamos Naturaleza, y la ciencia ha ido descubriendo poco a poco algunas de las leyes que la gobiernan y estas definen la forma de funcionar de las fuerzas naturales.
Evidentemente hay muchas más cosas que nuestros sentidos no son capaces de percibir, como son los rayos infrarrojos y ultravioletas, los ultrasonidos e infrasonidos…
De igual manera hay muchas más leyes que gobiernan la Naturaleza que desconocemos. Sobre algunas de ellas comenzamos a descubrir determinadas posibilidades, como lo concerniente a la física cuántica.
Por tanto no existe nada sobrenatural, pues todo lo que suceda en el Universo es natural, sea en una estrella, un planeta o en el espacio sideral, y si no tenemos explicación para ello significa solo eso, que no tenemos explicación, y no que lo que suceda está por encima de la Naturaleza, pues nada hay fuera de ella, por tanto no existen los milagros. Y una cosa muy importante, hasta el mismísimo Creador del Universo cumple las leyes naturales que Él ha creado, no se las puede saltar para favorecer a una religión o para asombrar a un insignificante terrícola.
Por la misma razón el Creador no puede engendrar un hijo, ni tampoco un espíritu por muy santo que sea, no puede crear una madre especial para ese hijo, pues va contra natura.
También va contra natura que un humano una vez muerto pueda resucitar, ni solo ni con ayuda externa, salvo que no haya muerto realmente sino que se ha producido lo que se llama muerte clínica en cuyo caso se le puede reanimar o puede reanimarse de forma espontánea.
Tampoco un humano puede ascender por si mismo como si fuera un cohete, ni el Creador puede provocar una asunción a un humano. No obstante hay humanos que si pueden levitar de manera ocasional en determinadas circunstancias de arrobo místico hasta una altura no superior a 2 metros según experiencias conocidas que lo más alto que ascendían era caminar por las cabezas de la gente o hasta tropezar con el techo de la habitación aunque se habla de una santa que levitaba por encima de los árboles rozando la punta de las ramas. También ciertos médium. No tenemos una explicación para estas levitaciones pero no son milagros.
También la bilocación ha sido realizada por algunos monjes pero también por los que no lo eran. En este caso, suele ocurrir que en realidad el cuerpo físico queda inmóvil mientras aparece el astral visible en otro lugar distante moviéndose. No es fácil explicar esto pero algunas personas lo pueden realizar de forma voluntaria o espontánea.
Entiendo que debemos ser más sensatos, más racionales, más lógicos y dejar de escuchar esos cantos de sirena que nos hablan de seres y cosas fantásticas inexistentes. La realidad es mucho más prosaica y tal vez menos fantástica porque no la estudiamos, pero cuando comienzas a comprender el funcionamiento de algunos de los procesos de la misma os aseguro que es absolutamente maravillosa y deberíamos asombrarnos de todas esas cosas que al estar acostumbrados a verlas desde siempre y con mucha frecuencia, todos los días, no le damos importancia alguna. Solo deberíamos preguntarnos, por ejemplo, como es posible que de la unión de dos elementos microscópicos como son un espermatozoo y un óvulo, puede crearse un nuevo ser semejante a sus padres y con características físicas y psicológicas iguales a ellos y a sus ancestros. Esto si que es fantástico, maravilloso, increíble y no le llamamos milagro porque sabemos como funciona.
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