martes, 8 de noviembre de 2022

LA OTRA HISTORIA DE CRISTO capítulo XXXVIII



Teniendo todo para que sea idolatrado por su estirpe y sus señales fue inmensa, infinitamente Más Allá del ego, y eligió – lo que el yo menos quiere y más teme: mofa, escarnio y befa, como dirían los romanos.

Esa misma Sangre de Realeza doblemente pura en la que él eligió no apoyarse y no apoyar su lugar de Mesías es lo que el pueblo eligió que viva, protegiendo a ese hijo que no sólo tenía la sangre de David y Aarón, sino que encima estaba enriquecida aún más con la de Magdalena, que venía del Culto de Ishtar. Sangre purísima claramente protegida.

Los Tiempos de La Cruz
Sólo basta ver cuestiones tales como que, según la Biblia Dice Marcos 15,25: “Era la hora tercera cuando le crucificaron”Pero dice Juan 19,14: “Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces Pilatos dijo a los judíos: “He aquí vuestro Rey”.

Es decir: según Marcos ya estaba en la Cruz cuando según Juan recién 3 horas después lo presentaba ante los judíos. Es decir: ya estaba crucificado antes de ser juzgado. Es decir gato encerrado.

Y nuevamente, un gato estilo “El Gato de Schrödinger”: estaba en varios lugares al mismo tiempo.

Pero la conspiración se vuelve mucho más gatuna aún, cuando se trata de seguir el orden temporal en un solo Evangelio. Más o menos sería así: Al alba Pilatos lo juzga –lo cual supone a Pilatos levantándose antes del alba y por un judío- muy poco tiempo después de que fue aprendido.

Eso, ya es una anomalía en sí misma. Cuando se tomaba un prisionero, estaba un montón de días detenido. Nunca lo detenían y lo juzgaban en el mismo momento, pues era todo muchísimo más difícil. En cambio si lo tenían bajo la terrible custodia romana varios días lo “ablandaban” lo suficiente y obtenían del prisionero la docilidad que querían.

A Cristo en cambio, se supone entonces que Pilatos lo juzga de inmediato; y luego lo mandan a Herodes, y vuelve a Pilatos Todo esto entre las horas: “Tercia y Sexta” ¿Que son las horas Tercia y Sexta? Los romanos no dividían el día en 4 partes de 3 horas cada una, dando un total de 12 horas:

Hora Prima, desde la salida del Sol -aproximadamente desde las 6- hasta las 9 horas.
Hora Tercia, desde las 9 hasta las 12 horas.
Hora Sexta, desde las 12 hasta las 15 horas.
Hora Nona, desde las 15 hasta la puesta del Sol -más o menos las 18 horas-
Para entenderlo fácilmente: la clave está en la Hora Sexta, que es el mediodía. Y de ahí un tiempo por hora, o sea la hora tercia son tres horas menos, qué hora es la hora tercia? Las 9 de la mañana. La hora nona tres horas más, qué hora es la hora nona? Las tres de la tarde. Y la primera estrella marcaba el final del día. O sea el día terminaba entre las 6 y las 7 de la tarde.

Y el promedio de lo que dice la Biblia, sería que a la hora prima, lo que estaría empezando a ubicar el alba, seis de la mañana, fue aprendido. A la hora nona fue sentenciado y a la hora sexta fue crucificado y antes de la salida de la primera estrella lo bajaron de la Cruz. Tiempo súper record, inédita eficacia de la justicia, con una celeridad que no sólo no existía en aquellos tiempos sino ni siquiera hoy.

Según Juan, el Martes es la Última Cena y la aprensión. El Viernes lo juzgan, el Sábado lo crucifican y a la tarde lo bajan de la Cruz. Como ven, los tiempos son más creíbles. Eso es lo que tiene de Diferente Juan: los tiempos desde la detención hasta la Cruz.

Ahora que tenemos “La Sagrada Biblia” y más Sagrado aún: Los Apócrifos y unir la Biblia con los Apócrifos es casi sinónimo de hablar del hijo de Cristo.

Barrabás es el hijo de Magdalena y de Jesús. Su nombre, obviamente, no es Barrabás ¿Cuál es el nombre verdadero? Lo reservamos para después Jesús está en un momento
dificilísimo. Su enseñanza parece, a ojos de quienes no conocen su Plan -lo cual incluye a su círculo más estrecho- que no le llegó a nadie, parece que todo fue para nada y sabe lo que le espera en la Cruz.

¿Cuál es la causa de la muerte en la crucifixión?

La respuesta final, es contundente: paro cardio respiratorio. Y acá hay una larga historia. Y precisamente, tiene que ser larga la historia, si no, no sirve pues para decirlo todo de entrada: nadie muere por tres horas de cruz.

Flavio Josefo era general del Ejército Romano -pero había sido judío, ya hemos visto la historia- y cuenta una escena desgarradora. Dice que hubo 2 revueltas muy, muy serias: en el 40 y en el 60 después de Cristo. La de Espartaco es una de ellas, ustedes la habrán escuchado nombrar. Es cuando los gladiadores se revelan y Pilatos, para dar un ejemplo aleccionador, mandó a crucificar cuatro mil soldados en la misma tarde. Y en la otra, la del 60 después de Cristo, mandó a crucificar 7500 soldados. Y en una de las sediciones contra Roma, Pilatos manda a crucificar 4000 personas en una misma tarde.

O sea de crucifixión, los romanos sabían muchísimo ¿está claro?

Cuenta Flavio Josefo, que entre un pueblo y otro pueblo a veces había una cruz cada 7 a 10 metros, porque no había lugar material donde ponerlos. Entonces cuenta una escena desgarradora. Cuenta que él, como general de la tropa Romana, iba de pueblo a pueblo, y en los costados estaban todos los que habían sido sus compañeros, crucificados. Y desde la Cruz le decían “amigo, ayúdame” y estaba absolutamente prohibido bajar un crucificado: te crucificaban peor –y ahora vamos a decir qué quiere decir crucificar peor- Cuenta Flavio Josefo que él dio la orden de que nadie mire hacia el costado.

Pero lo que no se puede prohibir es escuchar. Y una de los crucificados, era uno de sus aliados más poderosos en combate, y Josefo lo escuchó y supo que “a ese es una injusticia”, porque él sabía todo lo que ese había hecho por Roma.

Estaba entre pueblo y pueblo, y dos días después, cuando llega a destino, le pide una entrevista urgente a Pilatos, quien lo recibe. Le dice entonces que es una injusticia total, que entre los condenados hay gente que no tiene que estar crucificada, es gente fiel a Roma, le ha dado sus hijos, su vida, le dio todo a Roma, y le da una serie de nombres, entre los que estaba ese amigo. A Pilatos le interesaba el bien del ejército, y acepta. Josefo entonces vuelve y lo bajan de la Cruz, y sobrevivió.

Pensemos entonces: dos días para ir, dos días más para volver, más lo que ya había estado en la Cruz. Cinco días de cruz por lo menos y el tipo estaba vivo. Ahora bien convengamos que para resucitar hay que hacer primero un pequeño trámite que es morirse. Si Cristo no murió, Cristo no resucitó.

Yo voy a tratar de demostrarles que Cristo no resucitó –al menos y especialmente, en el sentido habitual que se entiende por eso - Y por lo tanto, el último milagro posible, que era el de la Resurrección, no sólo no existe sino que no es necesario.

Saquemos del mito eclesiástico a Cristo, y pongámoslo como una persona igual a nosotros pero que aprendió cosas superiores a las que aprendemos nosotros y tratemos de desafiarnos con la hipótesis de ¿qué pasa si uno aprende eso mismo?

Cristo jamás resucitó, porque Cristo jamás murió en la Cruz. Y Cristo jamás murió en la Cruz, primero y principal porque nadie muere en tres horas de cruz. Y Cristo estuvo desde la hora sexta hasta la hora nona. Y en eso no hay muerte y por lo tanto, no hay resurrección.

Todo condenado, antes de la Cruz, tenía flagelo. Todos. Pero el flagelo solía durar entre uno y tres días. Y a Cristo lo flagelaron 2 horas. El flagelo, muy comúnmente, se aplicaba “por ejemplo” –dicho esto literalmente- a gente que venía de combate y había desertado. Pero si venían de combate, ya venían debilitados, heridos y mal alimentados.

Jesús estaba en perfecto estado de salud -era esenio- medía 1,80, pesaba 79 kilos, y estaba óptimamente alimentado hasta un par de horas antes de que lo prendan.

El flagelo que le aplican a Jesús, yo no digo que no sea terrible –entiendan por favor que es un tipo que sufrió un flagelo imposible para cualquiera de nosotros en nuestra cabeza- pero fue nada comparado a lo que hacían los romanos.

Cuando en un campo de batalla se pierde un miembro -que es infinitamente peor que lo que le pasó a Cristo en su peor momento- suelen estar días todavía vivos, desangrándose y deshidratándose en consecuencia. En total Cristo no perdió un litro de sangre, y perder un litro de sangre no mata a nadie.

Pero, junto a todo esto, hay que entender que lo que sucedió con Cristo en la Cruz es extremadamente “extraño”. Primero hay que entender que la Cruz puede ser más benigna o menos benigna. Y cuanto más benigna peor. Es al revés de lo que se cree. Cuanto más benigna era la Cruz, cuanto más cómodo estaba el tipo en la Cruz muchísimo peor resultaba, porque alargaba el tiempo de agonía.

Y a Cristo, le dan una de las más suaves de todas, lo que significaba que era para que estuviera colgado muchísimo tiempo antes de poder morir. ¿Qué significaba una Cruz más benigna? Primero, el flagelo, insisto, existió. Sufrió, nadie lo duda, nadie se burla, nadie pretende poner en duda eso. Pero hubo –y muy habitualmente- flagelos infinitamente peores que daban los romanos. Tenemos que ver muchos detalles, porque todos, absolutamente todos, apuntan en la misma dirección: no hubo muerte en la Cruz.

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