domingo, 6 de noviembre de 2022

LA OTRA HISTORIA DE CRISTO capítulo XXXII





Explicaré de manera muy resumida de donde viene esto de los sacrificios humanos:

En el origen de la humanidad estaban unas deidades o dioses anclados en Mesopotamia que la Biblia define como los Elohim. Estos fueron los que crearon al homo sapiens mediante ingeniería genética tomando a los homo erectus existentes entonces en nuestro planeta.

 Mediante este sistema provocaron una mutación y lograron un ser inteligente que podía trabajar manejando herramientas y entendía las instrucciones que se les daba para trabajar en principio en las minas de oro y luego les fueron enseñando la agricultura y el pastoreo para que todos pudieran comer sin tener que trabajar los Elohim. Por tanto crearon unos esclavos absolutos que obedecían de manera ciega.

Los Elohim consideraban que el linaje era algo fundamental para la evolución de la raza y ellos daban una importancia especial a los primogénitos que eran los que heredaban todo incluido el mando o gobierno de lo que poseyeran. Ellos consideraban que el primogénito era el más inteligente y con mayor potencial.

Por ello, exigían a los humanos sacrificios de los primogénitos, pues era una forma de eliminar al humano más capaz de cada familia (para evitar que los humanos se rebelaran), asegurarse la obediencia absoluta y a la vez darse un festín de carne asada con sabor diferente a cualquier otro animal, pues al fin y al cabo para ellos los humanos eran animales que ellos mismos habían creado.

Todo esto explica la crueldad con que trataban a los humanos estas deidades, dioses tan crueles y canallas.

Siguiendo la narrativa de la visita al templo:

Entonces como en todo lugar donde se van a hacer operaciones con distintas ciudades ¿qué había? Cambistas. ¿Y qué quiere decir eso? Mesas repletas de dinero.

Viendo el contexto, empezamos a entender que hay algo más. Y el contexto, incluye considerar que se venían las Profecías que debía cumplir en Jerusalén. Las más difíciles -entre las cuales está, nada menos, que la Cruz- y que incluyen mucha gente, de muchos sectores. Y eso significaba que se necesitaba mucho, mucho dinero.

Cristo les dice a los discípulos en Lucas 22,36:
“Ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja. Y el que no tiene espada, venda su capa y compre una” O sea, necesitaban dinero.

Había que –dicho esto más literalmente que nunca- tomar “recaudos”, es decir, recaudar. ¿Para qué? Entre otras cosas para comprar gente.

Mateo (28,12)
“Y reunidos con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, 13 diciendo: Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos. 14 Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le persuadiremos, y os pondremos a salvo. 15 Y ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había instruido”.

Y para peor a esta altura de su vida, la familia ya le había perdido toda la confianza. El dinero de la familia, no estaba por lo tanto a su disposición. Pero además, lo que ya había hecho Cristo, había significado grandes gastos. Y hay que decir lo obvio: Cristo no trabajaba.
No hay una sola escena, en toda La Biblia, de Cristo generando dinero. Pero eso no quiere decir que no lo consiguiera. Como todo Mago, cuando lo tiene que conseguir, lo consigue.
¿Cómo lo conseguía Cristo?

Recordemos: Judas de Gamala ¿qué había hecho? Había entrado al Templo y se había quedado con las armas, que era lo que necesitaba. Jesús no necesitaba armas –no más que las necesarias para disfrazar de guerreros a su comitiva en la entrada a Jerusalén, que es para lo que mandó a comprar las pocas espadas que pudieran darles a cambio del precio de una capa- porque no estaba de acuerdo con que el combate tenía que ser armado.

Pero, como ya vimos –aunque aún no hayamos profundizado en para qué lo precisaba- lo que sí necesitaba es mucho dinero. Estos párrafos, son pistas absolutamente decisivas al respecto:

Marcos 12,41:
“Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho.2

Lucas 21,1:
“Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas”
Tan contundente como concluyentemente: Cristo estaba frente al Templo y miraba y estudiaba los movimientos. Es decir, estudiaba el contexto y las fuerzas de la situación.

Dice que Cristo estaba frente al Templo y miraba, y miraba algo muy especial, ¿qué miraba? Los depósitos que hacía en el Templo la gente. Y dice que lo miró a tal punto, que les dijo a los discípulos “esa viuda es la mejor de todas, porque ella, que menos tiene, puso más”.

Lo que la iglesia quiere que mires es “la viuda proba”. Por supuesto que eso importa mucho para ver la Escala Ética que Cristo enseñaba. Pero lo que la escena muestra, también incluye algo igual de importante en cuanto a cómo pensaba y cómo actuaba Cristo. De tal importancia que figura en Los 4 Evangelios. Entonces miremos Adonde miraba Cristo:

Él estaba mirando cuánto pone cada uno. Y lo estaba mirando en el Templo, y específicamente le interesaba lo que pasa con la mesa de los cambistas. Y Oh sorpresa: Exactamente lo que ataca es el Templo. ¿Y a dónde apunta directamente? a revolear la mesa de los cambistas como los 4 Evangelios por igual coinciden en describirlo:

Mateo 21,12:
“Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas”

Marcos 11,15:
“Vinieron, pues, a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; 16 y no consentía que nadie atravesase el templo llevando utensilio alguno”

Lucas 19,45:
“Y entrando en el templo, comenzó a echar fuera a todos los que vendían y compraban en él 19:49 diciéndoles: Escrito está, mi casa es casa de oración, más vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”

Juan 2,13:
“Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, 14 y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados 15 Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas”

Y con la misma claridad, la Biblia dice la Profecía que al mismo tiempo le exigía a hacerlo, y le servía de excusa perfecta para hacerlo. Es decir la perfección de un Plan Maestro: El otro me exige que haga justo lo que yo necesito hacer.

No hay comentarios: