martes, 8 de noviembre de 2022

LA OTRA HISTORIA DE CRISTO capítulo XXXIX





Por ejemplo el tema del casquete conocido la corona de espinas. Esto es relatado durante los hechos que transcurren en la fortaleza Antonia. Y la fortaleza Antonia no tiene plantas de espinas pero Marcos, Mateo y Juan nombran la corona de espinas. ¿Qué quiere decir esto? que existió, pero las ramas las tenían preparadas porque los soldados las traían desde otro lugar, lo cual significa que se las ponían a muchos condenados.

Y efectivamente, eso era algo que los soldados habituaban a poner en los crucificados ¿Por qué? Porque el casquete era parte de la tortura para no permitirles descansar la cabeza y comprimirles más los pulmones. Les dolía si querían apoyar la cabeza, y les daba muchos más problemas todavía a la respiración.

Cuando los romanos querían hacer una crucifixión más ejemplar es cuando lo querían matar más lento; y para eso disponían de tres formas diferentes: La que más tiempo llevaba era la crucifixión con estribo -la cola se podía apoyar en un estribo-, lo cual permitía descomprimir los pulmones y respirar. Significaba días y hasta semanas en la Cruz hasta morir.

La segunda en tiempo, fue la que le aplican a Jesús: el clavado de pies, también permitía respirar afirmándose sobre los pies, aunque obviamente el efecto del clavado reducía más o menos a la mitad que el estribo el tiempo hasta la muerte.

Y la más espectacular de todas, que producía mucho más sufrimiento y ahogo, pero reducía considerablemente el tiempo hasta la muerte, era la cruz cabeza abajo. Y esta es la que es la que le correspondía a Jesús por sus cargos.

Es decir: algo muy extraño y sospechoso sucedió, porque a un sedicioso lo tenían que poner cabeza abajo supuestamente. Y a Jesús no lo ponen cabeza abajo. Y ya que estamos en la escena inicial de la Cruz, hablemos también de los laderos de Cristo: Dimas y Cistas.

Empecemos por aclarar que, pese a lo que se cree en el mito popular, no son nombres. De hecho en la Biblia jamás figuran tales nombres, pues era necesario usar a los laderos para
hacer cumplir la Profecía, como bien lo especifica Marcos 15,27:

“Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha, y el otro a su izquierda. 28 Y se cumplió la Escritura que dice: Y fue contado con los inicuos”

¿De dónde vienen entonces los nombres Dimas y Cistas? Del Protoevangelio de Santiago. Y de qué habla eso, si no eran nombres de dos grados de Gladiadores Romanos. Básicamente Dimas era el que combatía con espada y Cistas era el que combatía con un guante, con pinchos y plomos especiales.

Gladiadores ¿Y por qué se condenaba a los gladiadores? Uno de los motivos más importantes, más normales, más comunes era cuando aceptaban ser guardaespaldas de un ciudadano. Un gladiador no podía ser guardaespaldas de un ciudadano. Y a Cristo lo condenan con un Dimas y un Cistas, que son dos gladiadores que demostraban tener un trato muy cercano con Cristo, porque le dicen “¡eh tú! ¿no eras el rey? ¡Libéranos!”.

Por supuesto que sería perfectamente lógico y coherente que lo crucifiquen junto a sus guardaespaldas para completar el mensaje de “esto es lo que les pasa a quienes tienen guardaespaldas, y esto es lo que les pasa a los guardaespaldas”

Pero lo que aquí nos importa es que por sediciosos, los tres tenían que estar cabeza abajo, ninguno de los tres lo estaba. Y un detalle fundamental: a los otros dos les rompen las piernas, y a Cristo no. Y las piernas se las rompían como un acto piadoso –el crurifragium, lo llamaban- para que no puedan apoyarse y así mueran más rápido. ¿Por qué les tendrían piedad? Porque muchos de los soldados habían sido gladiadores. Era muy normal que hubiera amistad entre gladiadores y soldados.

Los tres tenían que estar cabeza abajo, y no lo estaban. Pero para que mueran, a Dimas y Cistas les rompen las piernas. Entonces, si no les rompían las piernas no podían morir tan rápido como se supone que murió Cristo.

Entonces, que no le rompieran las piernas a Cristo muestra algo más: que no querían que Cristo muriera. Y por muy raro que parezca en un primer momento casual y precisamente en esa misma dirección va el hecho de que no estuvieran cabeza abajo. Esa forma de crucifixión era mucho más sufriente y mucho más rápida, porque los asfixiaba muy rápido, y mucho más aún si habían heridas internas: se ahogaban en su propia sangre.

Los romanos, como sabían perfectamente que se tardaba un montón de tiempo en morir en la Cruz, no tenían mucho apuro y no tenían interés de que el tipo muera rápido, pues la Cruz tenía la función de condena ejemplificadora: “Mira lo que te pasará si eres como él”, si eres sedicioso, si eres zelote, si eres esto, si eres lo otro, si eres lo que Roma no quiere que seas.
Si querían apurarle la muerte, era cuando le quebraban las piernas porque todo el peso se descansaba en los brazos y nadie podía resistir el paro cardio-respiratorio, pero necesitaban quebrarle las piernas.

Isaías 53,7; referido en Mateos 26,59 y 61.
El Mesías guardó silencio ante las acusaciones Isaías 53,5; Zacarías 13,6; referido en Mateo 27,26. El Mesías será herido, Isaías 50,6; Miqueas 50,1; referido en Mateo 26,67 y en Lucas 22,63.

Manos y pies serán horadados, esto es importante. Le podían atar si querían las manos a la Cruz. Tardaba mucho más en morirse. Pero la profecía pedía que sea horadado. A Cristo lo tenían que clavar a la Cruz.

Manos y pies fueron horadados, pero no tenían que romperle huesos. Salmos 22,16; Zacarías 12,10; Zacarías 13,7; referidos en Mateo 27,38 y Marcos 15,27.

El Mesías resucitará, Salmos 16,8-10. Salmos 49,9; referido en Lucas 24,1-8.

El Mesías resucitará y nos hará justos delante de Dios, carta a los Romanos 4,25; el Mesías es señor de aquellos que saltamos al vacío.

Bien, esta es la muestra de qué calibre cuestiones tenían que ser cumplidas para las Profecías.

Todo fue tan Maestro, tan raro y tomó a todos tan por sorpresa –pues ninguno podía siquiera imaginarse que Cristo estuviera digitando todo eso que sucedía- Que de hecho, después de la Cruz, a Pilatos lo saca Roma. No lo quiere más, porque absolutamente nada de lo que había sucedido, había quedado claro.

“…y el que escribe es Juan y todos sabemos que él dice la verdad”

Lo que cargaban era un travesaño, no la Cruz: había un palo clavado en la tierra, ese palo estaba fijo, y cada uno llevaba su propio palo transversal, lo subían con unas cuerdas, y según la condena, los clavaban, los ataban, los ponían para arriba, los ponían para abajo, les ponían estribo o les clavaban los pies. Todo eso estaba perfectamente detallado una vez ubicada la condena romana –como ya vimos, los judíos no crucificaban-.

Finalmente, una vez que lo subían a la Cruz, lo único que se podía hacer era probar si ya estaba muerto o si se decidía por algún motivo quebrarle las piernas para que se muera más rápido. ¿Qué quiere decir “por algún motivo” había otros que crucificar? A veces sucedía, eran tantos que no alcanzaban las cruces. Pero en el caso de Jesús, ocurre otro fenómeno muy extraño. Según Lucas, cuando estaba cargando el travesaño hasta les da un sermón:

Lucas 23,28:
“Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. 29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron. 30 Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados.
Cubridnos. 31. Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?”
O sea, primero y principal, tenía tanta energía todavía como para de manera arrogante, parar y darles un sermoncito. Pero además quiere decir algo muy raro: que los soldados le permitieron detenerse y vanagloriarse dándoles un sermón a los presentes. ¿Ustedes se imaginan a los romanos, cabeza gacha, haciendo un acto de constricción? Falta que se golpeen el pecho diciendo “mea culpa”

Marcos 15,21:
“Y obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevase la cruz”

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